sábado, 28 de diciembre de 2013

María de Jesús Crucificado- Mística

María de Jesús Crucificado – Beata

Una de las más preciosas perlas de Tierra Santa es María de Jesús Crucificado. No quiero dejar de aprovechar esta ocasión de presentar a todos, en grandes esbozos, su vida y su obra, a fin de que por su ejemplo podamos crecer en el amor a Dios, Nuestro Señor y a su Santa Iglesia y sea para los misioneros en Medio Oriente modelo de vida consagrada y de ardiente deseo por la salvación de las almas.
Su infancia
Mariam nace el 5 de enero de 1846 en un pequeño pueblo del Norte de la Galilea llamado Abellin.
Para sus padres George Baouardy y Mariam Chahyn el nacimiento de esta niña fue un milagro de Nuestra Santísima Madre a quien pidieron la bendición de un niño en la familia. Todos los niños nacidos hasta el momento habían muerto por uno u otro motivo. Es así que como respuesta llega María (Mariam), y como Dios no se deja ganar en generosidad llega también, dos años después, al feliz hogar, Pablo, en árabe Boulus. María y Pablo son bautizados y confirmados de acuerdo al rito Greco Católico.
Antes de que Mariam cumpliera los tres años de edad sus padres mueren, es así como una tía materna queda a cargo de Boulus y Mariam queda bajo la protección de su tío paterno.
Ya desde pequeña, Mariam sentía el llamado de Dios… “todas las cosas finalizan de este modo, pero si tú me das tu corazón, Yo estaré en ti para siempre”, ella esperaba con ansiedad recibir a Jesús Sacramentado, a quien tuvo la dicha de recibir a los doce años de edad, desde entonces se acercaba lo más frecuentemente posible a la Eucaristía y nunca dejó de recomendar la comunión diaria para las religiosas. No asistió a la escuela y esto no porque fuera incapaz de leer o escribir, sino que ya desde pequeña era costumbre que las niñas se ocuparan y aprendieran los oficios de la casa para en un futuro no muy lejano contraer matrimonio.
Corre el año 1878 cuando su tío decide trasladarse a Alejandría, Mariam tenía ocho años de edad. A los trece fue informada que prontamente debería comprometerse, pero Mariam rechaza esta idea inmediatamente para ser fiel a Aquel a quien había prometido su corazón.
Nada pudo cambiar su decisión: debido a esto su tío comenzó a tratarla duramente por varios meses, es así como decide buscar la ayuda de su hermano Boulus (tenía diez años de edad), a quien escribe un mensaje que sería llevado por un musulmán. Es invitada por esta familia a cenar, cuando en un momento determinado se comienza a tratar el tema de la religión, el fanático musulmán propone a María abandonar la fe Católica, ella por su parte responde enérgicamente: “¡Musulmana, nunca! Soy hija de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana y espero por la Gracia de Dios perseverar hasta la muerte en mi religión, la cual es la única verdadera.” En un momento de furia el musulmán la golpea con una cimitarra en el cuello, dejándola por muerta en un oscuro callejón. El martirio tomó lugar el 7 de septiembre del 1858.
Años más tarde a Mariam se le revela en una visión que estuvo clínicamente muerta, ella misma nos cuenta: “Me encontré en el Cielo. Vi a la bendita Virgen María, a los ángeles y los santos recibiéndome con gran amabilidad, también vi a mis padres en su compañía. Vi el brillante trono de la Santísima Trinidad y a Cristo Jesús en su Humanidad. No había sol, ni lámparas pues todo era brillante, con luz. Luego alguien me dijo: “Tu eres una virgen, pero tu libro no ha terminado”. Al volver en sí se encontró en una gruta, allí fue ayudada por una religiosa de hábito azul. Mas tarde en 1874 en la Fiesta de Nuestra Señora de la Natividad, dijo en un éxtasis: “En este mismo día estuve con mi Madre. En este mismo día consagré mi vida a María. Alguien me cortó el cuello, y al día siguiente María cuidó de mí.” La cicatriz tenía un largo de 10 cm y una profundidad de 1cm, examinada por un prestigioso médico, este le había dicho a la Maestra de Novicias que desde un punto de vista natural ella no podía estar viviendo”. Esta cicatriz en su cuello se convirtió en el signo exterior de su amor por la Santa Iglesia.
La pequeña peregrina
Después de esto Mariam no volvió a ver a su tío, pero seguía albergando en su corazón el deseo de ver a su hermano, es así como se embarca para Jaffa y desde allí peregrina a Jerusalén. En frente del Santo Sepulcro realiza su Voto de Castidad a la edad de quince años. En la Ciudad Santa es ayudada por un Padre Franciscano el cual le encuentra trabajo como doméstica en una buena familia del lugar. En ese ínterin Mariam fue arrestada, acusada de robo y llevada a prisión, hasta que se descubre al verdadero ladrón. Mariam vuelve feliz de haber pasado algún sufrimiento a imitación de Su Señor en su misma Tierra.
Nuevamente se embarca para San Juan de Acre, pero una tormenta desvía la embarcación hacia Beirut, allí continúa trabajando en el servicio doméstico. Una familia cuya hija vivía en Marseille invita a María a ir con ellos, llegando a Francia en Mayo de 1836 a la edad de 18 años.
Es en este período donde María comienza a consolidar el deseo de su vocación.
Religiosa Carmelita
Una primera tentativa fue su entrada a las Hermanas de San José, allí era llamada María “la pequeña árabe”. Vale la pena destacar su servicialidad constante, era muy apreciada por todas, siempre primera en ofrecerse para los trabajos y en su conducta resaltaba en especial su humildad.
Es en este período cuando comenzaron a vislumbrase los fenómenos místicos; por este motivo en el momento de la admisión al noviciado la votación resulta desfavorable para María, por el miedo de las religiosas a ser engañadas por una visionaria.
La Madre Verónica, de la misma Congregación, quien había obtenido el permiso de Roma para entrar a la Orden Carmelitana, propone a la joven ingresar juntas al Carmelo de Pau, llegando el 15 de junio del 1867, allí le es dado el hermoso nombre de María de Jesús Crucificado. La Madre Verónica nos da un hermoso perfil de esta pequeña hermana de veinte años, que considero importante transcribirlo: “Al verla no le daría mas de 12 años de edad. Su pequeña estatura, su rostro cándido, su dificultad de expresarse en nuestro lenguaje, su ignorancia de todas las cosas, pues no podía leer ni árabe ni francés, todo esto contribuía a que poseyera un carácter por así decirlo, similar al de una niña, era llamada por nosotras como “la pequeña Hermana”. Sorprendentemente unía esta simplicidad con una gran sabiduría y un elevado espíritu, juicio delicado, mucho discernimiento y la experiencia de una persona mayor. Si ella no poseía muchos talentos, no tardamos mucho tiempo en convencernos de que su corazón y su espíritu eran ricos con los regalos que se dan a las almas grandes.”
Dones extraordinarios
Párrafo aparte merecen sus extraordinarios dones, entre ellos podemos mencionar: los éxtasis, levitaciones, transverberación de corazón, don de profecías, bilocación, estigmas, don de la poesía.
Para ilustrar estos regalos del Espíritu contaré algunos de los hechos más importantes.
Los éxtasis comenzaron a suceder desde pequeña y desde su entrada en la vida religiosa fueron más frecuentes, podríamos decir casi diarios, “hay veces, decía, que no puedo hacer absolutamente nada, no importa lo que haga para prevenirlos, soy transportada cuando menos lo pienso, en otros momentos, puedo distraerme un poco en orden a no irme”, “siento como si el corazón se me abriera, como si hubiera una herida y tengo la certeza y la impresión de que Dios se mueve en mí” ” prestemos atención a las pequeñas cosas, todas las cosas son grandes ante Dios, denle a El todas las cosas”. A la simple palabra de la Superiora para que retornara del éxtasis lo hacía inmediatamente.
Las levitaciones fueron verificadas por primera vez el 22 de junio del año 1873 en el jardín del Carmelo de Pau, notando su ausencia en la cena, la Maestra de novicias comenzó a buscarla, otra Hermana escuchó una canción: “¡Amor, Amor!”, miró hacia arriba y vió a la “pequeña” balanceándose sin ayuda en la cima de un árbol de lima. A la simple palabra de la Maestra, por obediencia descendió con “un rostro radiante”. Fueron ocho las levitaciones contadas.
Los estigmas le fueron concedidos cuando estaba como postulante en el Convento de San José en Mayo del año 1867. El Padre Lazare, Carmelita y su director en Mengalore, examinó los estigmas. De su reporte sacamos lo siguiente: “Las manos estaban inflamadas en la parte de las palmas y las heridas estaban abiertas, alrededor de las heridas había sangre coagulada, ya que la herida comenzaba a abrirse días antes… lo mismo sucedía en los pies”. Nos cuenta la Maestra de Novicias del Carmelo de Belén respecto a este fenómeno, en el año 1876: “Estaba quejándose y temblando en lo profundo de su cuerpo, partía el corazón verla de esta manera, usualmente repetía estas palabras: “¡Mi Dios, no me abandones, mi Dios ofrezco todo esto por Ti! ¡Perdón, mi Dios, perdón! A las 2.15 comenzaba la dolorosa agonía… después de las 3.15 hablaba nuevamente: “¡Ten piedad de mí, llámame hoy, llámame así puedo dejar esta tierra!
Como su Madre Santa Teresa recibió el don de la transverberación del corazón, estando un día con las Hermanas en oración entró en éxtasis y de repente llevó sus manos al corazón, como si la hubieran herido. Continuamente a partir de este momento colocaba paños en su corazón sangrante para evitar que la vieran, en algunos de ellos se imprimió la cruz y las letras O.J.S. que quizás signifiquen “Oh Jesús Salvador”.
Mariam siempre deseó que su corazón quedara en el añorado Carmelo de Pau, es así que a su muerte se lo extraen, verificándose que éste “estaba perforado, tenía la marca de una herida la cual podría haber sido hecha por una punta de acero…” estuvieron aquí presentes oficialmente el Obispo Valerga, algunos Sacerdotes y Hermanas, el cuerpo médico informó “que nunca ninguna enfermedad podría haber producido tal herida.”
Se le aparecieron una gran cantidad de Santos, entre ellos San Elías, el Santo Cura de Ars, San José, Santa Teresa entre otros.
María de Jesús Crucificado poseía el don de profecías en un grado extraordinario: en varios comunicados al Vaticano se pudo evitar tres atentados, predijo también la muerte del Papa Pío IX y el nombre de su sucesor el futuro León XIII por nombrar algunas de las cosas. Así como también profecías relativas a su vida.
Las fundaciones
Un grupo de seis Carmelitas deja Pau para ir a fundar en la India, Mengalore. Los primeros meses allí trabajaba largas horas en la cocina, la lavandería, el jardín, ” trabajaba por cuatro” decía una de sus Hermanas.
Mariam estuvo poseída en dos oportunidades por el demonio, es aquí cuando ocurre la segunda posesión. Con respecto a este tema el Obispo Marie Ephraem termina afirmando después de un período de vacilaciones: “Antes tenía algunas dudas, pero estoy seguro que ahora no tengo ninguna….Todas estas cosas provienen de Dios”. La primera posesión duró exactamente cuarenta días, Mariam predijo esta situación: “Jesús le dará el poder a Satán de atormentarme por cuarenta días, sufriré mucho. El demonio tendrá poder solamente sobre mi cuerpo. Mi alma quedará oculta. Jesús prometió encerrarla como en una caja, donde Satán no podrá alcanzarla. El demonio me hará cometer faltas externas, sin mi culpa, mi voluntad no podrá hacer nada”.
Regresa a Pau el 23 de septiembre de 1872. Realiza su Profesión el día 21 de noviembre, Fiesta de la Presentación de Nuestra Señora en el Templo.
La paz volvió a su alma, después de un período de dudas, vacilaciones producidas por las “astucias del enemigo”. En este período sobresalen los éxtasis y levitaciones, aquí es donde improvisa varios himnos, algunos de los cuales dicen muy bellamente: ” ¡Oh mi Dios, que ingrato es el hombre delante del Creador, mi corazón es demasiado pequeño, me gustaría tener un corazón más grande que el Universo para amarte, mi Amor!”.
Un Carmelo en la Tierra de Jesús
Otra cosa quería además Nuestro Señor de esta pequeña Carmelita. Desde que llegó desde Mengalore, María de Jesús Crucificado inspirada por Dios, soñaba con abrir una casa para las monjas Carmelitanas precisamente en Belén. Confía su idea al Padre Saint Guilly y a su Priora.
Un día Nuestro Señor renovó el deseo de la fundación. María valientemente pidió un signo “como una prueba de que la fundación de Belén debe ser hecha y de que ella moriría allí”, pidiendo que un geranio seco echara raíces. El signo fue concedido y prontamente un gran geranio creció.
La fundación fue ofrecida a una joven bienhechora de Pau, Bertha Dartigaux, quien también era dirigida del Padre Estrate, director de Mariam.
Monseñor Lacroix se reúne con el Padre Estrate, la señorita Dartigaux y María para hablar del tema. La Srta. Dartigaux comunicó al Obispo que creía que era el buen Dios quien pedía de ella este trabajo y se ofrecía con todas sus fuerzas para llevar a cabo la Voluntad de Dios, a lo cual la pequeña árabe terminó agregando convencida de que Dios ayudará en todo pues ésta era Su obra, “…el monasterio no será construido en la ciudad sino en una baja montaña al frente de Belén, Nuestro Señor dijo: “donde Mi Padre David nació. Yo no viviré para verlo terminado…”.
Después de largos inconvenientes para la aprobación se da el visto bueno de la Santa Sede.
En camino
Con gran alegría parten del Convento de Pau para la nueva Fundación, siete Hermanas, una Novicia y dos Hermanas legas entre ellas María de Jesús Crucificado. Deja “la pequeña hermana” su tan querida Francia el 20 de agosto de 1875. Luego de visitar la Ciudad Santa, llegan a Belén el sábado 11 de septiembre, primeramente visitan la Gruta de la Natividad, el 24 de septiembre la casa estuvo alquilada para establecer el monasterio provisorio.
Un signo del cielo le había sido mostrado a María el sitio exacto de la construcción del nuevo Monasterio. El 11, el día de su llegada a Belén, Mariam señaló un punto en las colinas desérticas del este en el cual se habían asentado un grupo de palomas. Después de la adquisición del terreno la misma carmelita árabe cumpliría un papel importante en la construcción de la nueva obra, mejor dicho Nuestro Señor, El sería el verdadero Arquitecto y se serviría de ella para “dictar los planos”, con la ayuda de la Madre Verónica pusieron todo en papeles. Primeramente indicó donde debía ser cavada la cisterna, alrededor de ésta se construiría el monasterio, el cual debería tener la forma de torre. La Iglesia, el coro y las celdas para las Hermanas externas deberían quedar al exterior de la torre. La pobreza total debía reinar en este monasterio para recordar la pobreza y desnudez de la Cueva del Nacimiento. En sus visiones María veía a Jesucristo inspeccionando el trabajo, examinando los detalles. Ella transmitía las sugerencias del Divino arquitecto a la Madre Priora.
Cabe también mencionar que por ser Mariam la única árabe tendría que encargarse en gran parte del trato con la gente, lo cual exigía un gran sacrificio. Nunca demostraba estar fatigada, no había ni pruebas morales que la hicieran detener. Los trabajadores a su vez la querían mucho, de hecho en su funeral, católicos, ortodoxos y musulmanes lloraron por ella, a quien llamaban su “Maestra” y “Madre”. El 21 de septiembre el Carmelo temporario fue trasladado al definitivo monasterio. La primera Misa fue presidida por Monseñor Bracco, Patriarca Latino de Jerusalén. Estuvieron presentes también el Padre Custodio y numerosos Franciscanos, el cónsul de Francia, grupos de religiosas. Después del pequeño festejo el Patriarca establece la clausura cerrando las dos puertas principales, entregando las llaves del nuevo Carmelo a la Madre Priora.
El deseo de las Carmelitas de Belén, era que los Padres Betherramitas, quienes eran los capellanes en Pau, se convirtieran también en los capellanes del nuevo Monasterio de Belén. Veamos la Carta que María escribe al Superior General: “Dios le está ofreciendo su gracia. Más tarde… no se le dará la entrada en Tierra Santa. Tome ventaja en esto, si usted desea tener una casa cerca del Lugar del Nacimiento de Nuestro Salvador. Por nuestra parte, haremos los sacrificios necesarios para tener uno de nuestros Padres aquí”.
Su pedido fue rápidamente concedido. Y en 1876, el Padre Chirou fue a Belén con un nuevo Grupo de Carmelitas.
El lugar donde el Rey David vivió desde joven, donde cuidaba su rebaño, donde fue ungido rey sería el escenario de los últimos años de María. Ahora el Patriarca de Jerusalén ocuparía el lugar de Monseñor Lacroix. Luego de la partida del pequeño grupo a Tierra Santa, Monseñor Lacroix escribió desde Bayonne al Patriarca: “Usted posee preciosas perlas, y entre estas perlas, una brilla más que el resto, la que es llamada María de Jesús Crucificado.
Sí, lo confieso y no lo niego, reconozco delante de Dios y de los ángeles, que esta Hermana es un admirable tesoro de todas las virtudes y especialmente un tesoro de fe, humildad, obediencia y caridad: en una palabra ella es un milagro de la gracia de Dios.”
Hacia Nazaret por el camino de Emaús
Apenas llegada a Belén, María entró en conocimiento que Nuestro Señor deseaba un Carmelo en Nazaret. Luego de avisar al Patriarca y dado el permiso, parten un 7 de mayo para Nazaret con el fin de ver el lugar para la nueva construcción del monasterio, la Madre Ana de Jesús, la Maestra de Novicias, Madre María del Niño Jesús y la Hermana María de Jesús Crucificado junto a la Hermana Emilia, Hna de San José. Numerosos éxtasis fueron contados en este viaje.
Vale la pena mencionar aquí que en un momento de la marcha la caravana se detiene para el descanso cerca de un pueblo llamado Latrum Amuas. La pequeña árabe que nunca había estado en ese lugar empezó a caminar sin la necesidad de un guía hacia un lugar bien distante de sus compañeras y arrebatada en un éxtasis comenzó a correr a través de las altas rocas y los campos arados. Finalmente se paró en una parte donde varias piedras habían sido niveladas. Volvió adonde estaban sus Hermanas y les dijo: “Este es verdaderamente el lugar donde Nuestro Señor comió con los discípulos”. El lugar fue comprado por la Srta. Dartigaux. Años más tarde se realizaron varias excavaciones en este mismo lugar en las cuales se descubrieron: una Iglesia romana de comienzos del Siglo III, una Bizantina del siglo IV y una medieval del siglo XII.
En su paso por Shefamar, la Hermana Alejandrina, se ofreció para acompañarla a su natal Abellin. “Apenas arribada- nos cuenta- me habló sobre su padrino quien era la cabeza del pueblo. Su casa se encontraba cerca de la Iglesia a la cual llamamos. El estaba muy contento de ver a su ahijada nuevamente y le mostró el lugar donde fue bautizada. Luego Mariam le habló en la Iglesia haciéndole una pequeña exhortación, diciéndole que pensara en su salvación….”
Habían pasado 12 años desde que dejó Abellin para ir con su familia a Alejandría.
En la Tierra de la Encarnación
Tan pronto como fue posible, se dirigieron a ver la propiedad del costado de la colina Norte de la ciudad, que la Srta. Dartigaux había comprado para la construcción del Carmelo. Esta debió ser aplazada y finalmente en el año 1910 fue inaugurado el nuevo Carmelo muy cerca de la Gruta de la Anunciación.
Al retorno de Belén, “nuestra querida Hermana nos dio a todas agua de la fuente de la Virgen María, y relató para nosotras los diferentes incidentes que tuvo que pasar la Sagrada Familia en su viaje”.
El final de una vida
Desde algún tiempo se notaba que tenía dolores. En julio, sufrió un ataque de sofocación, su pecho y sus pies se hinchaban, también se la escuchaba toser por las noches. A pesar de ello, se levantaba al horario de todas. El 22 de agosto, cuatro días antes de su muerte, la Maestra de Novicias escribió: “La Hermana María de Jesús Crucificado continúa sufriendo mucho, sin embargo se anima a sí misma para trabajar con extraordinario esfuerzo y hermoso sacrificio. A veces nos decía: Estoy haciendo más de lo que puedo, las cosas van a terminar rápido, de este modo después de mi muerte estarán ustedes en paz y descansando”. En varias ocasiones sus fuerzas decaían: “Se caía, pero se levantaba inmediatamente y continuaba trabajando”.
El mismo jueves 22 de agosto a las 10 de la mañana, estaba llevando dos pesados recipientes de agua fresca para los trabajadores. Cuando estaba por subir un escalón, cayó en un duro recipiente de geranios y se fracturó el brazo izquierdo en varios lugares. Llevada a la enfermería dijo a la Madre Superiora: “Madre, esto terminó, esto es una señal del final” y a las Hermanas dijo: “Estoy camino al Cielo, voy a morir. Todo lo que soñé en esta vida se va a cumplir, estoy yendo hacia Jesús”. El dolor se iba acrecentando. El tercer día avanzó tomando la espalda y el cuello. El Domingo 25 se confirma que tenía cangrena.
En presencia del Obispo pide perdón por sus faltas a la comunidad, ya en la última noche le traen la comunión, la invocación “Mi Jesús misericordia” le fue sugerida. Ella responde: “Oh sí, misericordia”. Estas fueron sus últimas palabras. Besa la Cruz, le dan la absolución y muere.
Fue cremada a la entrada del coro de la nueva capilla de su pueblo inaugurada en noviembre de 1892. En la piedra esta gravada la siguiente inscripción:
Aquí en la paz de Señor reposa la Hna María de Jesús Crucificado profesa religiosa de velo blanco, un alma de singulares gracias y virtudes, fue notable en su humildad, en su obediencia y caridad, Jesús el único amor de su corazón la llamó hacia El a la edad de 33 años y a los 12 años de vida religiosa en Belén, el 26 de agosto de 1878. ¡Que descanse en paz!”…
Su Santidad Juan Pablo Segundo la proclama Beata el 13 de noviembre del año 1983.
Actualmente parte de sus restos descansan en el Carmelo de Belén, así como también los restos de su Director Espiritual, el Padre Estrate y los de su bienhechora.
Un pequeño y sencillo museo guarda su cama y elementos personales: libros, material de costura, cabellos, hábito, entre otras cosas. A un costado, una foto entre sus compañeras nos permite tener una idea acabada de su persona.
El Padre Brunot en su libro “Mariam, la pequeña Árabe” sintetiza perfectamente las claves de la Santidad de esta pequeña florecilla: “La vida de María fue marcada por tres consignas muy importantes, que en realidad son las que constituyen el milagro de su vida: la conciencia de su miseria, el ardiente deseo de la Voluntad Divina, la primacía del amor”
Y es lo que tenemos que aprender a descubrir en ella y en todos los santos, los cuales aprendieron a ser verdaderamente “conscientes de que todo lo que tienen viene recibido de Dios”, que son nada delante de El y de los hombres, que se consideran los últimos. Podríamos llamar a la Hermana María de Jesús Crucificado digna discípula del Apóstol San Pablo: “Pues, ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y, si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?…(1Cor 4,7). En ella se cumplen perfectamente sus palabras: “Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios” (1 Cor 4,1).
Esta pequeña alma oriental vivió hasta el grado heroico las virtudes cristianas y cumplió diariamente la Voluntad Divina. Hizo lo que hay que hacer cada día, por Cristo y de la mejor manera posible. He aquí la clave de la Santidad.
Ruego a Dios Nuestro Señor para que todos podamos de alguna manera imitarla y especialmente pido para aquellos misioneros en tierras orientales, que esta santidad sea la corona y el fruto de nuestros años de labor silenciosa y sacrificada y que nos conceda por intercesión de María de Jesús Crucificado la conversión de muchas almas y la Vida Eterna.
“¡Oh Beata María de Jesús Crucificado, que naciste y moriste en la Tierra del Señor! Por tu experiencia íntima de los misterios de nuestra Redención, tu corazón estuvo siempre abierto al sufrimiento de los hermanos, invitando a todos a vivir la alegría del Espíritu Santo. Lleva a los hombres a Cristo, intercede por la unidad de la Iglesia, alcanza la paz y la concordia para tu Tierra Santa y todo el Medio Oriente, consuélanos y ayúdanos en todas nuestras necesidades. Amén.”

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