Recibiendo la Navidad

Navidad - Dios con nosotros
Estimados hermanos en Cristo, esta noche se conmemora y se celebra el fundamento de nuestra paz. Él es el motivo por el cual podemos confiar y abandonarnos por entero. Jesús es la base de nuestra fe, el soporte de toda nuestra esperanza. Cada vez que repetimos su Nombre estamos recibiendo la Navidad, aceptando Su venida, uniéndonos a su plan redentor. 
Abramos nuestro corazón aún más a Su amor, que se vive como cariño, certeza y descanso en Sus palabras de vida y luz.
El equipo de hesiquía blog os  mandamos un abrazo en este día, invocando el Nombre de Jesús, ese salvador niño que nos muestra el camino al Padre.
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José, solo ante el misterio

Los siete gozos de San José
Los siete gozos de San José
En esta situación de desposados, en la que se veían y trataban como lo que eran, José descubrió que María, su esposa, espera un hijo… Él no sabía que María había concebido por obra del Espíritu Santo.
¿Cuál fue la actitud, la reacción, los sentimientos de José ante este hecho para él misterioso? Lo único que se nos dice es que reflexionaba, pensaba ante este descubrimiento para ver qué es lo que procedía hacer… Fue, sin duda, una prueba de carácter místico a que Dios le sometió, él que fue probado a lo largo de toda su vida.
Podemos explicar la prueba de San José a base de lo que San Juan de la Cruz afirma sobre la noche oscura, en el libro primero de la Noche Oscura, cuando uno está más tranquilo gozando de Dios, de repente, por una circunstancia exterior, se ve metido en una noche terrible. Una noche en la que Dios envía tempestades, trabajos interiores, escrúpulos y perplejidades intrincadas. Son situaciones vitales de inquietud, interrogantes, dudas, miedos, deseos, aspiraciones, esperanzas nacidas al compás de lo que constituye la propia vida…
En la noche oscura se trata de una acción de Dios que es sabiduría de Dios amorosa, por la que purifica e ilumina el alma para unirla en amor a Él; es la misma que purga a los espíritus bienaventurados iluminándolos. San José es más que un espíritu bienaventurado, y Dios, a través de esta noche oscura, quiere enseñarle e iluminarle acerca del misterio que está viendo en María, y que no comprende. Y esta noche oscura dolorosa la lleva Dios a cabo para purificar y disponer a la persona con esa vigilia espiritual para una fiesta y merced espiritual que le quiere hacer el que nunca mortifica sino para la vida, ni humilla sino para ensalzar (1 RE 2, 6-7).
José se encuentra sólo ante el misterio, se siente abandonado; lo único que le queda es la confianza en Dios, el abandono en sus manos. Él ha leído, sin duda, en la Sagrada Escritura el relato del rey Josías. El rey piadoso y fiel de Israel, afligidísimo, cercado de sus enemigos, poniéndose en oración, decía así al Señor: Cuando no sabemos lo que tenemos que hacer, sólo esto nos queda: dirigir los ojos a Ti (2 Cro 20, 12). Él ha leído en los Salmos más de una vez: A los que confían en el Señor los envuelve la misericordia (Sal 32, 10).
Y porque no sabía lo que tenía que hacer, miró y miró al Señor y confió en Él; y le llegó la misericordia del Señor en figura de mensajero del cielo para darle la solución al problema que le atormentaba. Y no debe extrañarnos que José se encontrase solo ante el misterio, para él inexplicable, pues Jesús se sintió más solo ante el peligro de la muerte, pues hasta siente, en aquel momento supremo de su existencia, el abandono de su Padre…
Cuando el justo está en dudas, entonces se le presenta el ángel enseñándole qué es lo que tiene que hacer… San José se ve metido en un mar de perplejidades que solo la revelación divina es capaz de solucionar.
El silencio de San José es la expresión de su grandeza de alma y profundidad de corazón y de su esperanza en Dios que suele hablar en la soledad y en el silencio. En el amor, el silencio vale más que un largo discurso.
“El Evangelio de San José” de Román Llamas Martínez
Ed. de Espiritualidad, Madrid 2005