Al
Papá virginal del Niño Jesús
Con todo mi Amor, San José, quiero dedicarte este
Libro.
A Ti
que eres el Santo que está mas cerca de la Mamita Virgen y de Jesús. A Ti
que diste tu vida por Tu Familia y lo tenías sentado al Niño Jesús en Tu falda.
A Ti que
fuiste purísimo y casto, toda tu Vida, para prepararte a ser padre de Jesús y
esposo de Santa María Virgen.
A ti
va todo mi amor, el más grande Santo entre los Santos.
Por
que desde el primer momento que supieron que iban a ser matrimonio, con Mamá
María, ahí hicieron su Voto de Castidad Perpetuo, ambos lo hicieron el uno al
otro, sin saber porqué, te sentías llamado a las cosas santas y puras desde
niño, no tuviste el Pecado Original Purgado, por eso tu Hijo Jesús, te bautizó.
Bueno
pero ahora sigamos con el compromiso de María y José, ellos no tenían idea que
un día dentro de muy poco, se aparecería a la Virgen María y le diría que
tendría un hijo de Dios Todopoderoso, y que lo llamaría Jesús (Dios Salva) en
hebreo, que no tendría participación de varón en su concepción y que el
Espíritu Santo la cubrirá con su sombra y quedaría embarazada, y allí el Fiat
tan Santo, tan Magnífico, hágase en mi tu Palabra, y el Angel Gabriel, le
comentó que prima Isabel, la que era considerada estéril, ya estaba en su sexto
mes.
Entonces
tu esposa María partió a El- Karim el pueblo de Isabel en Judea, sin perder
tiempo , Tu la ayudaste a preparar sus cosas y a subirse al asno que la iba a
transportar, porque eran distancias muy grandes.
El
Vía crucis de José
Tu , que al venir María, te dio la noticia que
estaba embarazada y no la acusaste, ni repudiaste como se hacía en tu época,
sino que pensabas en abandonarla silenciosamente no sabía bien que hacer el
tema era que sufría muchísimo, era su via- crucis, no podía pensar mal de
maría, pero ¿y esto?, que hacer con tanto sufrimiento, ¡que hacer!, justo esa
noche se te aparece el Angel Gabriel y te dice ”No temas tomar a María por
esposa, porque lo que está engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”,
allí de un salto lleno de gozo te levantaste y fuiste a besar las manos de
María y ella entendió perfectamente todo, ahora que estaban comprometidos,
faltaba la fiesta de casamiento donde la desposada era trasladada por las otras
mujeres del pueblo, a la casa del esposo y allí la recibió José, con tanta
castidad, humildad y entrega a Dios, como era propio de él.
El
Nacimiento
Llegó
un Decreto del Emperador Augusto, en el cual todas las personas se debían
censar, para ver cuanta gente tenía el Poderoso Imperio Romano, y cada familia
debía ir a censarse a las ciudades y pueblos de sus antepasados, a José,
llamado Hijo de David, le correspondía censarse en Belén, cuna del Rey David,
José y toda la familia debían hacer un fatigoso viaje desde Nazareth, hasta
Belén.
José
siguió al pie de la letra eso que dijo su Hijo años mas tarde” dad al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios”, José era un hombre Justo,
Justísimo cumplidor de la Ley ,
de su propio pueblo y de Roma.
Así
que prepararon el viaje, las manos tiernas de María, doblando la ropa, ayudando
en todo, lo mismo que su casto esposo, preparando el burro que iba a llevar a
María, ya cerca del alumbramiento del Hijo de Dios, haciéndolo más confortable
para el viaje de ella y el Hijo en su vientre. Iban y venían caravanas de Belén
a Nazareth y de Nazareth a Jerusalén, la Sagrada Familia tomó esta
última, ya que Belén, quedaba muy cerca de Jerusalén.
Al
llegar a Belén, se censaron y comenzaron a buscar posada. Tal era la amargura y
la tristeza de José por no encontrar posada ni albergue para su Esposa, que
éste es otro de los grandes dolores de José, el quería lo mejor Para María y el
niño Dios y sólo le dan un establo, donde pastan y guardan a los animales, José
callado, sin decir palabra, aceptó la Voluntad de Dios, y se decía a sí mismo, si
quiere para su hijo este establo, es para enseñarnos humildad, Humildad con
mayúsculas, porque todo un Dios que nazca entre animales, es inconcebible para
mente humana, pero no para Dios Padre, El lo hace con Sabiduría Infinita y nosotros
somos muy limitados para entenderlo.
Llegada
la hora en que iba a nacer el Niño, José le dio un beso en la mano a María y la
bendijo y le dijo que la dejaba sola, para no ver cómo iba a ser ese nacimiento
virginal y que oraba por ella en la puerta del establo.
De
pronto se oyeron llantos de niño, ¡Jesús había nacido! Nada puso más alegre a
San José, dejo de orar, no sin antes agradecer a Dios Padre y entró en el
establo estaba María con el Niño Dios en sus brazos, era hermoso más bonito que
cualquier bebé del mundo, y José, Tu te acercaste y le diste un beso en la
frente a María y Ella te entregó al bebito a tus brazos ¡Qué alegría tener al
Hijo de Dios en sus brazos, todo débil y necesitado de todo! Ya la Virgen María lo había vestido
con la ropita que venía haciéndole desde que se enteró por Gabriel, que estaba
embarazada.
Cumplidos los ocho días del Nacimiento todo bebé
varón, debía ser circuncidado y para seguir todo lo prescripto por la Ley , José y María llevaron al
niño Dios al Templo de Jerusalén donde las mujeres se quedaban afuera y los
hombres entraban y Jesús fue circuncidado, por el bueno de José, éste sufría
con Jesús al cortarle parte de su piel y ver verter su primera sangre, José
presentía la muerte de Jesús, y por eso sufría por la primera sangre. José tan
cándido y bondadoso no hubiera soportado estar en el Via Crucis de Jesús, menos
en su muerte, José era un hombre fuerte por su oficio de Carpintero, pero era
extremadamente sensible, quizá debido a su castidad suprema.
Estaba en Belén la Sagrada Familia durmiendo,
cuando José empieza a tener un sueño donde se le aparece el Angel Gabriel y le
dice “José Hijo de David, toma a tu mujer y a tu hijo y huye a Egipto que aquí
en Judea quieren matar al Niño”, el bueno de José, despertó a su esposa con
todo el cariño del mundo y le comentó , lo que dijo el Angel, entonces ella
tampoco dudo y sin hablarse solo con las miradas, prepararon todo el equipaje y
partieron hacia Egipto con el Niño, mientras todos los hijos de Belén menores
de dos años fueron masacrados, esto entristeció muchísimo a María y a Ti
querido José ¿Porqué tanta maldad?.
El viaje era muy largo, el que habían hecho
sus Padres alguna vez acompañados de Dios Padre y llegaron hasta el Mar Rojo en
donde se establecieron, no sabían por cuanto tiempo y la Santísima Madre
se dedicaba a coser para afuera y Tú José te dedicabas a la ebanistería y la
carpintería, con eso podían subsistir humildemente.
Al
pasar unos años, nuevamente el Angel se le presenta a José y le dice
“levántate, el que quería dar muerte a tu Hijo, está muerto, asi que puedes
regresar a tu tierra” entonces le avisó a la Mamita Virgen y los dos
festejaron de felicidad junto con Jesús de dos años.
En vez de ser a los cuarenta días, como marca la Ley , para todo varón
primogénito y ochenta para cada mujer bebé, Jesús fue presentado a los dos años
en el Templo, las familias más pudientes compraban una oveja para el
Sacrificio, pero los más pobres, como María y Tu José un par de palomas.
Entraron en el templo y María se quedó en el Patio de las Mujeres, esperando
ser asperjada con la sangre de la paloma así se purificaba, pero , pensarías Tu
querido José, que purificación si Ella es Toda Pura, pero había que cumplir con
la Ley. Le
entregaron las dos palomas al Sacerdote del Templo y éste, descoyuntó a una y
la tiró al fuego y con la otra le abrió el cuello con un cuchillo filoso y
empezó a verter sangre con esa sangre purificó a la Virgen María. El Sacerdote le
hizo una oración especial a Jesús y Este quedó oficialmente presentado en el
Templo y Tu José feliz por haber cumplido con la Ley , alzaste al Niño Dios y te lo llevaste a
esperar que María, se lavara la sangre en una de las piscinas del Templo. Toda
la familia era feliz.
Después
de la Presentación
en vez de quedarte en Belén porque reinaba un Rey malo, te volviste a Nazareth
y allí comenzó de nuevo tu rutina de carpintero y ya te empezaron a pedir
trabajos para hacer con una carreta, un yugo, etc. y Tu estabas dispuesto a
hacer todo bien y cobrar poco, por eso se te reían algunos, pero Tu los dejabas
José, de los humildes es el Reino de los Cielos.
Tú
José, que con María y el niño, subian todos los años a Jerusalén, éste año a
los doce años de Jesús, en donde el hombre judió, ya era independiente de la Madre , para seguir las
enseñanzas de la Ley
y La Torá por
parte del padre, que feliz habrá estado María de que el Niño dependa de Vos, ya
significaba que iba haciendo Hombre y que necesitaba más de Tus consejos, que
los de Ella, porque Ella por supuesto lo permitía y guardaba todas estas cosas
en su corazón, para después meditarlas.
En
este año que Jesús tenía doce años, fueron la Sagrada Familia en Caravana,
junto con parientes y conocidos a Jerusalén y llegaron a la ciudad a la mañana,
justo cuando el sol dá al oro de los techos del Templo y su reflejo enceguece
cómo el sol, estaba toda brillante la ciudad, la ciudad que más tarde
profetizará Jesús de su Templo que no quedará piedra sobre piedra y de Ti misma
dijo que tratas mal a los profetas y no quieres ver los signos de la Vida que es él Mismo.
Pero
en ese momento Jerusalén era toda una fiesta, los chicos corriendo por las
callejuelas, el Templo todo adornado para la fiesta de la Pascua , era un romerío de
gente, de todos lados de todos los pueblos y ciudades del pueblo hebreo.
Pasaron
las fiestas y José y María volvían a Nazareth , y María preguntó ¿ y Jesús? Y
José le dijo que no sabía, que debería estar con un pariente o conocido y
empezaron a buscarlo afanosamente, que angustia para María y para Ti querido
José, el Padre de familia, el que tenía la responsabilidad de cuidar de Tu
familia en este mundo, que dolor en el pecho habrás sentido, habrás sentido que
te daba un ataque al corazón, ese Corazón, ese Casto, Humilde y Bondadoso
Corazón, que negligencia la mía, habrás dicho Tu, pero no fue por negligencia
de nadie, fue porque asi tenía que ser y al tercer día de la búsqueda afanosa
lo encuentran dándo cátedra entre los Doctores de la Ley , discutiendo y haciéndoles
preguntas; allí se te vino el Alma al cuerpo querido José y lo mismo sintió la Mamita Virgen , que le
dijo”Hijo, porqué nos has hecho esto, tu padre y yo estábamos afligidos buscándote”
y El les contestó, “que no saben que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre”
y ellos María y José no entendieron pero lo guardaron en sus Corazones, para
luego pensarlo más tarde. Y desde allí Jesús, les era obediente y fiel y crecía
en estatura y conocimiento de Dios.
Era
oculta, porque era una vida ordinaria, José y Jesús en sus oficios de
carpinteros y María comprando la comida para prepararla para su Hijo y su
Marido.
Cuántos
diálos celestiales abrá habido entre Jesús y Tu querido José, Tu te santabas a
escucharlo, todo lo que salía de su boca era belleza y Paz, Tu mi querido José,
nunca te habrás olvidado de aquellas charlas a solas con Jesús tu hijo Dios,
mientras tu le enseñabas La Ley
y los Profetas y La Torá ,
y le habrás hecho una tira llena de bolsillitos, que El llevó en sus soledades
al desierto, donde en cada uno había una Ley que cumplimentar. Jesús las leía
en el desierto dónde fue tentado por el demonio y su lectura le daría fuerza
para continuar.
También
Tu José como padre casto que eras, lo habrás tratado con dulzura, con mucha
dulzura y el te correspondía, que hermosa unión entre padre e Hijo.
Y Tu
también José eras un excelente esposo, que la Virgen María sabía apreciar y
lo mismo Tu de Ella, compartían los almuerzos y las cenas cotidianas asi como
las otras comidas, todas preparadas con Amor por María, la humildad y el Amor
destacaba a la familia de Nazareth, de entre todas las familias vecinas, pero
éstas no se daban cuenta, porque era ciegos de espíritu. Les faltaba un
Salvador
Antes
de Tu muerte acaecida cerca de los sesenta años, Tu a los cuarenta ya empezaste
a perder la vista y Jesús de veinte te ayudaba en todo. Ya no podías hacer las
terminaciones finas, te las hacía Jesús, pero Tu en vez de sentirte mal por eso
al contrario te anonadabas, como lo Hizo el Padre Celestial en Jesús y con tu
humildad, estabas contentísimo que Tu hijo Virginal te ayudara.
Ya
cerca de los cincuenta y ocho años, se acostó y les dijo que no se preocuparan,
que se sentía mal y les pidió ayuda, allí fue María con compresas calientes y
Jesús se mantenía hablando con su padre de la Tierra y El como lo sabía todo, sabía que iba a
morir su padre virginal, y mientras María trataba de curarlo Jesús continuaba
hablándole, del Reino de los Cielos, de su castidad y humildad, de su
preocupación por ellos durante toda su vida y José lo entendía muy bien, solo
fui un fiel servidor del Señor y allí reclinó la cabeza en manos de Jesús y
falleció. María y Jesús se miraron y los dos se echaron a llorar. Cómo Jesús
lloró cuando murió Lázaro su amigo y cómo María lloró en la Cruz. Luego vino un séquito de
hombres entre los que estaba Jesús, para transportar el cadáver a su tumba.
Y aquí finaliza tu historia en esta Tierra
querido José, gracias por ser tan padre, tan casto, tan honesto, tan humilde, y
tantas gracias que te dio Dios Padre. Termino con una oración en tu Honor.
Predilecto
del Espíritu Santo.
Verdadero Predilecto del Espíritu Santo, glorioso
San José, que mereciste ser en la
Tierra el depositario de aquellos admirables misterios
establecidos por el eterno Amor, para nuestra salud; yo me alegro contigo y te
suplico aumentes en el corazón de los fieles la devoción al Espíritu Santo y la
solicitud y fidelidad en seguir sus inspiraciones
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.
Te
saludo San José y me alegro por lo que te hizo el Espíritu Santo, confiándote
su esposa, que fue María, Madre de Dios, esto te provocó el inmenso gozo de
estrechar sobre tu corazón al Niño Jesús, de custodiarlo, nutrirlo como hijo y
de gozar de su dulce compañía hasta la muerte.
Intercede,
querido San José, para que alcanzemos constante unión, con el Corazón de Jesús
y de María su madre.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.
Admiro
gran San José la perfecta humildad, bajo cuyo velo ocultabas tu excelsa
dignidad.
Más
admiro tu fiel abandono a la Divina Voluntad
y te suplico que me ayudes a la imitación de tus virtudes y me obtengas del
Corazón de Jesús el don de la
Ciencia y de la
Sabiduría.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.
Tu, que fuiste guiado por el Espíritu Santo,
obtenme, que El viva siempre en mi corazón para iluminarme y llenarme de la Verdadera Ciencia
de Dios, así que al ofrecerle siempre el obsequio de mi mente dócil al Espíritu
Santo, que es Espíritu de Verdad, pueda tener sus dones en la Tierra y ser por El,
santificado y salvado.
Padre
Nuestro, Ave María y Gloria
Adrián
Prunotto
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